jueves, 16 de diciembre de 2010

Cariñosamente

Querido anecdiario,

Ayer al mediodía, cogí un tren hacia Figueras. Nada más subir a éste, encontré a mi izquierda un tramo de vagón prácticamente vacío, por lo que me apresuré en conseguir el asiento mejor situado y ancho de la zona izquierda del tren. Al sentarme me di cuenta que a mi derecha se encontraba una chica joven con una niña de no más de dos años.

La niña correteaba en círculos por la parte delantera del vagón, alrededor de su madre, que aguantaba el carrito mientras se calzaba la chaqueta para bajar en la siguiente estación. Entonces, el tren reprendió la marcha, y el impulso del arranque hizo que la cría cayera al suelo, bañando el vagón de gritos y sollozos que ensordecieron a todos los presentes. La madre, lejos de optar a ayudar a la niña, prosiguió con su tarea de irse vistiendo mientras soltaba un "Anda, te está bien, por no hacerme caso". La niña seguía tirada en el suelo, por lo que me acerqué y la mantuve derecha hasta que su madre terminara con su ardua tarea. No pareció importarle demasiado mi presencia, por lo que vi, ni siquiera me miró a la cara.

"Mira Laura, si no te callas, este chico se va a enfadar y te va a pegar."

Oí algunas risas por la parte trasera de la estancia. No era para menos. No me salió otra que reírme estúpidamente y ver la triste cara de la niña. La cogí, la senté con cuidado en el asiento más cercano a su madre y marché hacia el mío afrontando las miradas de los pasajeros.

Seguí observando. La niña saltó del asiento y corrió a aferrarse a las piernas de su madre. Esta, sacó una galleta Dinosaurios y se la dio. Tal cual la tuvo, alzó el brazo y se quedó inmóvil observándola durante casi un minuto. Parecía disfrutar... Entonces, la madre le interrumpió queriéndole poner la chaqueta, le quitó la galleta intacta y la rompió, dejando todos los fragmentos en el pasillo central. No se hizo esperar, la niña arrancó a llorar y cayó (o se tiró) de nuevo.

"Por Dios, Laura, ¡Cógete aquí! ¡Aquí! -gritaba mientras golpeaba el reposabrazos de un asiento- "¡Es que pareces tonta, hija!"

La cría siguió con su llanto ensordecedor, ignorado por la madre, que la levantó, le puso la chaqueta y la sentó de un salto en el carrito, se agachó y le dijo algo que no llegué a escuchar. De pronto, un hombre salió del baño y preguntó a la chica:

"¿Qué? ¿Cómo se ha portado la niña?"

"Mal, muy mal, ¿eh, Laura?"

El hombre se acercó más a la chica y le preguntó con un tono más serio:


"Y cómo te has portado tú, perra?"

miércoles, 17 de noviembre de 2010

Generosidad 4x4

Querido anecdiario,

La otra mañana, tras darme una vuelta por la ciudad, paré en el aparcamiento de un centro comercial y me quedé escuchando música. Era temprano y aún quedaba poco más de una hora para la apertura de las tiendas, por lo que poco a poco, el desolado aparcamiento se fue llenando con los más madrugadores. Algunos marchaban en busca del periódico, otros de un calórico desayuno en McDonalds y una minoría, se quedaba en el coche esperando el momento de que empezara su jornada laboral.

Pocos minutos después, un enorme Audi todo terreno, irrumpió en el aparcamiento a toda velocidad. Haciendo slalom entre los pequeños árboles que poblaban cada uno de los recuadros del lugar, consiguió por fin, asentarse entre dos de ellos. Se me escapó un sonoro "¡Ole tú!" por la complicada maniobra que había conseguido realizar.

El hombre trajeado del interior, apagó el motor y en lugar de salir como hacía la mayoría, se quedó en el interior buscando algo que parecía estar en la guantera. Finalmente, sacó una cámara de fotos digital. Entonces salió del vehículo y empezó a voltearlo por su lado derecho, lentamente, como si esperara encontrar algun arañazo. Una vez llegó a la altura del depósito, sonrió y disparó una foto. Siguió la ronda e hizo más fotos en la parte trasera y en el retrovisor izquierdo, todas ellas con una expresión de satisfacción plena.

Se miró las fotos y entró de nuevo en el vehículo para hablar por teléfono. Mantuvo una intensa conversación durante casi diez minutos, en los que se rió con ganas. Después de la llamada, buscó de nuevo en la guantera, sacó un bloc de notas y escribió algo en una de las páginas usándose del volante del vehículo como apoyo. Entonces salió, dobló la hoja por la mitad y la puso en el limpiaparabrisas.

No estaba entendiendo nada, y menos entendí, cuando a los pocos minutos llegó un Civic que recogió al hombre, que entre risas se marchó de la escena.

Me quedé allí esperando, a ver que sucedía... Pero nada. No pude más y salí, miré a un lado y a otro con prudencia y leí el papel:

"Es mejor que en las fotos, eh? ¡Disfrutadlo pareja! Con cariño..."


Quiero casarme...

martes, 2 de noviembre de 2010

Gente de Bar

Querido anecdiario,

El otro día hablé con un desconocido. El hecho no tendría más importancia si no fuera porque mantuve una conversación realmente extraña y de temática peculiar con él. Desde que era pequeño, mi madre me había repetido siempre que no hablara con gente ajena, que podían embaucarme, drogarme e incluso violarme. Sintiéndolo mucho, jamás le hice caso, y todavía hoy por hoy, sigue sin haberme pasado nada de lo advertido.

La situación de dio en un bar, tras una concurrida partida de futbolín en la que mis compañeros y un servidor, dimos lo mejor de nuestro ser en el partido. El hombre, de aspecto áspero y olvidado, se fijó en nosotros y empezó a recordar sus tiempos de juventud en voz alta. Parecía interesado en seguir hablando y me miraba casi de un modo amenazador tras su tupida barba. Lejos de querer ignorarle, me quedé a su lado y empecé a escuchar todo lo que tenía que decir.

Cuando terminó de contarme sus dolencias y lo que hacía con su pandilla los sábados por la mañana, cambió totalmente el registro y se propuso mostrarme los valores que debía tener una persona humilde. Su voz se entrecortaba y sus ojos parecían buscar las palabras adecuadas a lo largo de la barra donde se había sentado. Al poco empezó a repetirse y contradecirse en sus explicaciones con demasiada frecuencia.

"Que hice diez años de teología y siete de psicología, eh? Yo soy hippie, pero hippie de verdad, de los que cantaban haz el amor... y no la guerra."

Pronto se exaltó y empezó a hablar de la libertad humana. No tuvo mejor ocurrencia que soltar lo que creía sobre mi.

"Eres un muñeco, un robot, una persona insegura que ha carecido de libertad, que siempre ha seguido lo que le ha venido por los de arriba."

En este punto debió cambiarme la expresión, puesto que quiso explicarse más lentamente, como si creyera que me había ofendido lo que había dicho. Reconozco que aquí me mosqueé un poco, e intenté cortarle varias veces jugando un poco con lo que decía. Me dio la razón en alguna ocasión, siempre repitiéndose y añadiendo a su discurso lo que había sacado de mi. En uno de estos añadidos soltó un "pero" del que esperé una réplica, pero me sorprendió saliéndose abruptamente del tema y preguntándome sobre la concepción del mundo.

Así seguimos hasta cumplir la hora, llena de palabrería y misticismo universal, que terminó con una cita bíblica que no me pareció que tuviera mucha relación con el hilo conversacional. Me agradeció el mero hecho de escucharlo y hablar con él, nos dimos la mano y dejamos escapar una leve sonrisa de complicidad.

Justo antes de marcharme, me pidió un bolígrafo y dibujó algo sobre una servilleta.


Imaginé que se trataba de Chaplin, aunque, viendo todo lo ocurrido... ¿Quién sabe?

domingo, 31 de octubre de 2010

Rompedor

Querido anecdiario,

Esta tarde he acompañado a un buen amigo a que cogiera el autobús hasta su casa. Mientras esperaba sentado a que se marchara en un banco, el conductor, que se encontraba justo al lado del vehículo, ha lanzado su teléfono móvil contra el suelo destrozándolo en el acto.

Con una sonrisa dibujada en el rostro, le ha comentado a un compañero que estaba cabreado y que por ese motivo había roto el teléfono. Ha soltado que se había acostumbrado a romper su móvil cada vez que le pasaba esto. El compañero ha empezado a reírse mucho, tanto, que me lo ha contagiado y he reído con él todo el tiempo que hemos permanecido allí.

El conductor en ver nuestras risas, ha cogido los tres pedazos que quedaban del teléfono y los ha puesto tras la rueda delantera derecha del autobús. Después ha subido al vehículo, lo ha puesto en marcha y ha pasado por encima de él cinco veces mientras reía con saña. Su compañero y yo hacíamos lo propio con tono ascendente, mirándonos de vez en cuando mientras compartíamos el momento.

Tras el genocidio, el conductor se ha marchado hasta su próximo destino, no sin antes pitar un par de veces para despedirse sin perder esa sonrisa que le caracterizaba.

A los pocos segundos, una chica que también lo había visto todo, se ha acercado a ver lo que quedaba del teléfono y ha gritado:

"¡Sigue entero! Ya tengo móvil pa' la niña!"


No hay mal que por bien no venga...

domingo, 10 de octubre de 2010

Niños...

Querido anecdiario,

La otra tarde me encontraba esperando el tren en la estación para volver a casa. Llegué pronto, por lo que me puse a leer para aprovechar la espera. Tras unos minutos immerso en la lectura, empezó a aparecer gente a mi alrededor, la estación se desbordó y no me percaté de ello hasta que al poco, una voz entrecortada empezó a hablar cerca de mi oído. Tardé unos segundos en darme cuenta que me estaba hablando a mi.

"T-te estás leyendo est-to?"

Era un niño. Un niño de no más de seis años de ojos oscuros que miraba el libro con atención.

Tras vacilar unos instantes, le contesté que sí con un tono amigable. Puse el punto de lectura en la página y cerré el libro. Tras hacerlo, el niño empezó a contarme que tenía muchos libros en casa, grandes y gruesos como el mío, con muchas letras pequeñas que llenaban todas las páginas. Tras decir esto, me pidió el mío y me señaló el nombre y el apellido del escritor.

"¿Qué es esto?" - preguntó.

Le contesté que era el nombre y apellido del autor, la persona que había escrito el libro. Sin decir nada, señaló el título del libro y preguntó de nuevo, que era. Le respondí que ese era el título del libro, el nombre que le había puesto la persona que lo había escrito. De nuevo y sin mediar palabra, apuntó al nombre del autor y preguntó que era. Le contesté y esta vez le enseñé la foto del escritor, que se encontraba en la cubierta trasera. El niño me dio el libro y se mantuvo callado unos segundos.

"¡La tele de la casa es menos difícil!"


Ya decía yo...

lunes, 30 de agosto de 2010

Hermano

Querido anecdiario,

Bien se dice que este mundo es un estudio de rodaje en el que todos somos actores. Rodamos millones de películas tituladas "Vida" en la que todos tenemos el papel de director y protagonista. A lo largo de nuestro rodaje, la película va cambiando inevitablemente de escenarios y de roles, dando diferente contexto y temática al film.

Alguien ha hecho que me de cuenta de que no solo somos protagonistas en nuestra propia película, sino que también lo somos en otras, involuntariamente, sin saberlo. No nos piden que lo seamos, simplemente nos dejan ser parte de algo que no nos pertenece, que engrandecerá una historia formando parte de otra. Es entonces cuando apreciamos la evolución de los personajes y nos perdemos en un argumento demasiado empalagoso como para ser explicado: la amistad.

Ahora puedo decir que he aprendido que una historia no es nada sin otra, que no puede haber un principal sin un secundario y que no hay nada como aportar una escena imborrable a una película.

Pero solo los grandes actores son los que consiguen una película en una sola escena, y eso mi querido amigo, es exactamente lo que has conseguido hacer con la mía.


Gracias amigo. Gracias hermano



jueves, 26 de agosto de 2010

Demonio

Querido anecdiario,

Esta misma tarde mientras volvía de hacer unos recados, me topé con un conductor un tanto alterado. Iba hablando por el móbil a grito pelao, con las ventanas delanteras hasta abajo, para que todos los transeúntes nos percatáramos de su conversación. Ignoro con quien debía estar hablando, aunque no es difícil imaginárselo escuchando la lindeza que ha soltado en uno de sus tantos berrinches:

"¡Como vuelva y lo pille allí te aseguro que la última cosa que habrá visto serán las tetas que te compré!"

A medida que se crecía en su monólogo, su color de piel ha ido cambiando, adquiriendo una tonalidad rojiza que ha evolucionado hasta el morado. La vena de su cuello parecía agonizar cada vez que alzaba la voz. Todos los que estábamos en la calle en ese momento, nos hemos parado a ver al hombre, atónitos ante tal espectáculo.

Justo antes que el semáforo donde estaba parado se pusiera verde, la persona con la que "hablaba" colgó. A lo que el hombre, en una explosión de rabia, se acercó el teléfono a la boca y soltó un enorme y desgarrado: "¡¡PUTAAAAAAAAAA!!" que hizo saltar a más de uno de los que estábamos allí. Seguidamente tiró el móvil por la ventanilla con tanta furia que alcanzó el cristal de una pastelería (cerrada por suerte).

Al verlo, ha pegado un acelerón brutal a su Audi y se ha marchado de la escena. Los que seguíamos ahí (unos riendo y otros aún asustados), hemos ido a ver el destrozo de la pastelería. A través del enorme agujero que había hecho, hemos visto el móvil en el suelo, que seguía funcionando y que al poco ha empezado a sonar con el "Sick of Love" de Robert Ramírez. Se podía vislumbrar una foto del hombre abrazando a una chica.


..Joder...

miércoles, 11 de agosto de 2010

Contra la ansiedad...

Querido anecdiario,

Hace una semana estaba en el coche parado en un semáforo cuando como quien no quiere la cosa, se me ocurrió mirar a la mujer del coche de al lado. Sujetaba algo entre sus manos, algo de un tamaño considerable y alargado, de un color morado a la par que transparente. No quería creerlo, pero sí, se trataba de un consolador.

La mujer lo iba chupando y lamiendo con total tranquilidad mientras se iba mirando por el retrovisor. No parecía que le afectasen demasiado las miradas furtivas de los demás conductores. En cuanto arrancamos la marcha, vi como seguía con su tarea mientras se alejaba por la calle contigua.

En fin, mi sorpresa ha sido mayor cuando esta mañana la he vuelto a ver, casi por la misma zona, con el mismo coche, las mismas gafas, el mismo peinado... Sólo el consolador parecía más grande, y es que, efectivamente,

Este, era negro.

viernes, 6 de agosto de 2010

Motes

Querido anecdiario,

Ayer por la noche estando en el trabajo ordenando los stocks de la tienda, vi (y escuché) a un hombre de que se comunicaba a gritos con otro que se encontraba en el otro extremo de la tienda. Cuando se encontraba a unos siete metros de mi, empezó a llamarme cómo si de su mascota se tratara. La conversación fue así:

- Oye tú, campeón...

- Buenas, dime, puedo ayudarte?

- Sí, oye mira, “tenís” la película esa que es una negra que comete un delito y salen monjas que la ayudan y cantan y todo eso?

Tras quedarme unos segundos pensando en lo que había dicho supuse que se refería a Sister Act, protagonizada por Whoopy Goldberg, a lo que él me contestó:

- No lo sé, ¿pero la “tenís”? Hace tres días se la “pidí” a una chica con una melena rubia mu’ guapa de aquí.

Tras oírle, consulté a ver si tenía la película pedida mientras pensaba a qué chica se refería (no hay ninguna chica rubia en mi departamento). Le dije que ya tenía hecha la reserva, pero que debía esperar hasta septiembre ya que la empresa no distribuye nada hasta entonces, por lo que se enfadó y se marchó de la tienda. A los diez minutos volvió y preguntó si en el punto de venta tenía micrófono para llamar a alguien, que no se habían dado cuenta que uno se había perdido. Le contesté que no y pregunté si se trataba de un niño, a lo que él me dijo:

- Sí, sólo que es más alto que yo y tiene “vintisiete” años.

Se me escapó la risa un instante y le mandé al punto de información. Al minuto volvió quejándose que allí no lo querían llamar, que se negaban rotundamente. Quise saber por qué y fui hasta allí con él preguntando el motivo. La chica me contestó:

- No podemos decir por micro que “EL AGORRINAO” se presente en información!


Benditos motes…

jueves, 5 de agosto de 2010

Presentación

Querido anecdiaro,

Ante todo, primero quería presentarme. Me llamo Javi, estoy estudiando un grado en psicología y trabajo temporalmente en un Media Markt. El motivo por el que he decidido empezarte es por la cantidad de dispares hechos que pasan a diario ante mis ojos.

En fin, creo que nos llevaremos bien.
Un saludo